Cada vez que un delincuente fuerza la cerradura de una vivienda deja una serie de marcas que permiten averiguar qué herramientas usó y cómo consiguió abrir la puerta. Reconocer ese rastro es el trabajo de los ‘cerrajeros forenses’. Incluso alguno de ellos da cursos a las fuerzas de seguridad para ponerlos al día de los sistemas utilizados por los ladrones.

 

 

 

Más de 10.000 robos en viviendas al mes. Es el ritmo al que trabajan los delincuentes en España, un país que invierte poco en la seguridad de las puertas.

En una casa del centro de Pamplona, los ladrones consiguieron llevarse joyas valoradas en varios cientos de miles de euros en apenas unos minutos. No hay dos ladrones iguales: cada banda usa herramientas distintas para forzar las puertas, y dejan un rastro que los profesionales como David son capaces de reconocer: son ‘cerrajeros forenses’.

El ‘cerrajero forense’ rastrea las marcas que dejan los ladrones en las puertas cuando entran en una vivienda. La labor de un cerrajero forense es ver qué marcas son y determinar con qué herramientas lo ha hecho.

Estos ‘cerrajeros forenses’ dan cursos a las fuerzas de seguridad para ponerlas al día de los nuevos métodos usados por los delincuentes. Los propios cerrajeros piden que se regule su profesión y que para poder trabajar en el sector se exija por ley no tener antecedentes penales por robo.